Sin nombre 

Sobre la cama aun caliente 
desparrama los pétalos mustios 
enrieda las sabanas entre manos dolientes. 
Suenan campanas en un aire templado, llaman al mistico encuentro 
de sabanas blancas, 
enrieda su cuerpo con piernas dobladas, 
gesto tras gesto el corazón se inflama, 
juega la carne con carne sagrada, 
envuelve los cuerpos la prontitud, 
sigue la busqueda entre llamas, 
juega la carne con carne marcada, 
muerde, sangra 
la lengua que pasa en la cara sofiada, 
la mano que busca la mano amada, 
sigue la masa humana 
encarnando 
savia verde. 
Suenan campanas en un aire templado, 
llaman al mistico encuentro 
de sabanas blancas, 
verde, verde que asoma a su frente, 
fluye el calor en su cuerpo vencido, 
asoma el cansancio 
mientras la brisa enfria 
la savia verde. 
Isabella Mazzei

Da “Spiragli”, anno II, n.3, 1990, pag. 41.




 Reglamento del pasajero 

Hierba que crece en la meseta. 
Alimentada. 
Reiterando la caida de la semilla. 
Sed de vientos cálidos 
que rozan un rostro descolorido. 
Florecencia tardia en los pinares 
inunda la tierra el aire caliente 
y sobresale la vida. 
Arrimaos, venid, que os espero 
en la rama ardiente 
con los brazos en arco 
cual dosel de oro que a su rey atrapa. 
Oh mi señor que habéis recorrido 
los campos silvestres y ahora os 
queda un sabor salado: 
Tomad de mi lengua el agua encantada 
que fluye como de una fuente 
y a tu boca llama. 
Comunión de perfiles, 
se trenzan, se abrazan, 
mientras la hierba que crece 
se pega al tiempo que pasa.

Da “Spiragli”, anno II, n.3, 1990, pag. 42.




 Niebla 

Calma, calma 

la niebla avanza 

rueda la rueda del micro 

entre metales y ruídos. 

Sumergida en la niebla 

humedad que envuelve los contornos 

para. poseer la intriga. 

Cerradas las puertas a las cercanias 

enjambre de abejas 

atrapado, dolido, 

no siempre herido. 

La humedad agita los dolores 

suenan ecos, alaridos. 

Quiebra el pecho y no se doblega 

insiste la niebla en su encierro 

la ventana abierta a la espera 

niebla, claridad, niebla 

acariciando el relieve de grises y negros. 

Luces mortecinas 

cubriendo altos y bajos 

silencio, noche te 

esta esperando. 

Quiebra el pecho, un quejido 

de roces y goces dirigidos. 

Asalta la inquietud 

relaja, asume 

la niebla. 

Isabella Mazzei

Da “Spiragli”, anno II, n.3, 1990, pag. 43.